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Masa de pizza casera y congelable

Sin aditivos ni ingredientes indeseados como azúcares, sabor más natural y aroma intensos, mejor textura, más barata y muy práctica al poder congelarse.
Masa casera para pizza fácil y rápida
Preparación35 minutos
Tiempo total35 minutos
Nº de raciones: 4 bases medianas
Coste por ración: 0,10 €/base
Autor: Rubén Durán

Ingredientes:

  • 600 gramos de harina de trigo normal
  • 375 gramos de agua
  • 25 gramos (5 cucharaditas) de aceite de oliva virgen extra
  • 10 gramos de sal
  • 1 gramo de levadura seca o 5 gramos de levadura fresca (ver nota 1)

Elaboración:

  • Disolvemos la levadura en un bol con el agua. A continuación, vertemos el resto de ingredientes y mezclamos hasta que estén bien integrados. Tapamos y dejamos reposar unos 20 minutos.
  • Pasado el tiempo, cogemos con las manos y amasamos durante unos minutos hasta conseguir una masa pegajosa, pero manejable. Si lo necesitamos, podemos enharinar la superficie de trabajo y nuestras manos, pero no debemos abusar para no ingerir tanta harina y calorías innecesarias, y así disfrutar de la pizza más a menudo.
  • Untamos con unas gotas de aceite de oliva varios recipientes herméticos. Dividimos la masa en porciones de unos 250 gramos cada una e introducimos cada porción en un recipiente. Mantenemos los recipientes en el frigorífico durante 1 día entero. Esto hará que la masa adquiera más aroma y un sabor más intenso, además de facilitarnos la labor de estirarla.
  • La masa se conserva muy bien en la nevera durante unos 3-4 días, pero también se puede congelar después del día de reposo en la nevera mencionado en el paso anterior. Para ello, hay varias opciones, que os explico en la nota 2.
  • Para usar la masa recién hecha o darle forma antes de congelarla, una vez pasado el día de reposo en la nevera, la colocamos sobre papel de horno y la vamos estirando con las manos hasta conseguir la forma deseada. Podemos humedecernos las manos con agua o aceite para manipular la masa mejor. También se puede trabajar sobre una mesa enharinada, pero yo prefiero hacerlo sobre el papel en el que se va a hornear y así evito añadir más harina.
  • Y la masa ya está lista para cubrir con los ingredientes que más nos gusten y hornearla (tenéis un ejemplo en la receta «Pizza casera de atún, tomate y queso»), o congelarla siguiendo las indicaciones de la nota 2.

Notas:

1. Estamos hablando de levadura de panadería. No sirve la mal llamada levadura de repostería o tipo «royal», que en realidad no es levadura, sino impulsor químico, que no hace ningún efecto en este tipo de elaboraciones.
2. Tenemos tres opciones para congelar la masa:
- Directamente en forma de bola: en este caso, tendremos que descongelarla cuando queramos utilizarla, pero ocupará menos espacio en nuestro congelador.
- Ya estirada y con la forma deseada (es decir, tras el paso 5 de la receta): esto nos permitirá utilizarla directamente sin necesidad de descongelar, pero necesitaremos más espacio en nuestro congelador. Además, tendremos que guardar cada base de pizza por separado para que no se peguen entre sí y almacenarlas sobre una base recta, porque si no se deformarían.
- Ya estirada, con la forma deseada y prehorneada: esta opción también nos permitirá utilizarla directamente sin necesidad de descongelar, pero, a diferencia del caso anterior, es más difícil que se peguen y no será necesario tener tanto cuidado para mantenerlas rectas en el congelador, porque ya no se deformarán. Para prehornear, precalentamos el horno a 220-250 ºC, con calor arriba y abajo. Mientras se calienta, ejecutamos el paso 5 de la receta. Una vez a la temperatura deseada, introducimos en el horno cada base por separado durante 2 minutos con la bandeja en el fondo del horno, directamente en contacto con la superficie inferior. Para congelarlas, esperamos a que se enfríen sobre una rejilla, y, una vez bien frías, las guardamos en bolsas de congelación en el congelador.