cómo usar el lavavajillas eficazmente y ahorrar

¡Reduce un 95% el consumo de detergente! Y más consejos sencillos y fáciles de aplicar sobre cómo usar el lavavajillas eficazmente y ahorrar tiempo, agua y energía. ¡Te sorprenderán!




Aunque cada vez más personas cuentan con lavavajillas, lavar a mano siempre va a ser necesario. Puede ser porque necesitemos disponer de un utensilio limpio con urgencia o porque el lavavajillas no esté lo suficientemente lleno como para iniciar el lavado. Por eso, los consejos que os di en la entrada «Cómo fregar ahorrando tiempo y dinero» siempre van a ser útiles para fregar a mano con menos esfuerzo y con un menor gasto de tiempo y dinero.

Pero también podemos poner en práctica algunos trucos y consejos para usar el lavavajillas más eficazmente y ahorrar tiempo y dinero. Se trata de unas pautas muy elementales y lógicas, pero suele pasar que hasta que alguien no te las dice, no las aplicas. Yo las he ido descubriendo con la práctica y, como me han sido muy útiles y funcionan, quiero compartirlas con todos vosotros.

¡Vamos a verlas!

Consejo nº 1: elegir un lavavajillas de tamaño acorde con nuestras necesidades.

El primer paso para utilizar un lavavajillas con eficacia pasa por una buena elección del mismo. Yo no voy a entrar en detalles sobre qué lavavajillas es mejor, pero sí que es fundamental tener en cuenta el uso que le vamos a dar para elegirlo del tamaño adecuado.

Esto parece una obviedad, pero no lo es tanto: todos conocemos a alguien que compra un lavavajillas grande y luego no lo utiliza porque son pocos en casa y tardan mucho en llenarlo; o el que, por el contrario, lo compra demasiado pequeño y luego lo tiene que poner todos los días o varias veces cada día. En el primer caso, hemos gastado un dinero en un trasto que no vamos a usar; en el segundo, derrochamos agua, detergente y energía.

Con un lavavajillas del tamaño adecuado a nuestras necesidades, disfrutaremos al máximo de todas las ventajas que este electrodoméstico tiene frente al lavado a mano:

  • menos esfuerzo,
  • ahorro de tiempo,
  • menor consumo de:
    • agua,
    • energía eléctrica,
    • detergente.

Consejo nº 2: hacer una limpieza previa.

Cada vez que introducimos algún «cacharro» en el lavavajillas, en primer lugar debemos hacer uso de uno de los elementos que conforman nuestro kit para fregar a mano y que vimos en la entrada «Cómo fregar ahorrando tiempo y dinero»: el cepillo de limpieza. Con él debemos eliminar bajo el chorro de agua fría la suciedad más grosera.

Si introdujéramos los «cacharros» directamente en el lavavajillas sin hacer este paso, los restos acabarían por resecarse y es seguro que no se eliminarían durante el lavado. Solo hay que pensar en cuánto debemos frotar cuando lavamos a mano un plato con restos resecos de comida. Con un cepillado previo, nunca más tendremos que repasar a mano platos recién sacados del lavavajillas con restos incrustados.

Por otro lado, utilizando el cepillo evitamos que lleguen al lavavajillas restos «grandes» de comida, que pueden ensuciar al resto de la vajilla o acumularse en los filtros, generando problemas como obstrucciones o malos olores. Con un buen cepillado, nunca más tendremos malos olores en nuestro lavavajillas, otro motivo por el que la gente suele abandonar su uso.

Y tampoco penséis que hacer este paso previo conlleva mucho trabajo. Sí sería costoso si, cada vez que ensuciáis algo, lo queréis meter en el lavavajillas, pero esta no es una forma eficaz de limpiar. Lo mejor es ir acumulando los «cacharros» sucios a un lado del fregadero e introducirlos en el lavavajillas todos a la vez en un momento dado. Es ahí cuando, uno a uno, les daremos un cepillado previo y los colocaremos en el interior del lavavajillas. En mi caso, yo suelo hacer esto tres veces al día: tras el desayuno, tras la comida y tras la cena. Evidentemente, no se trata de dejar que se llene el fregadero hasta arriba, por lo que cada uno lo hará las veces que lo considere necesario.

Por otro lado, debemos lavar bien el cepillo al final de cada uso y eliminar de él cualquier resto de comida. También podemos meterlo en el lavavajillas cada vez que lo pongamos en marcha con el fin de desinfectarlo gracias a las altas temperaturas que se alcanzan en su interior.

Consejo nº 3: colocar correctamente los «cacharros» en el lavavajillas.

Otro de los motivos por los que pueden salir los «cacharros» sucios del lavavajillas es que no hemos realizado una colocación correcta de los mismos en su interior.

No se pueden colocar de cualquier manera ni en cualquier posición. Debemos seguir un orden mínimo si queremos que el lavado sea efectivo.

En primer lugar, los utensilios del mismo tipo deben estar todos juntos y sin mezclar con otros. Por ejemplo, debemos colocar todos los platos llanos juntos y no mezclarlos con platos de otro tipo. Si entre dos platos llanos colocamos uno hondo, seguro que este último acaba saliendo con restos, ya que no se ajusta bien al espacio entre los dos platos llanos y no se va a lavar correctamente.

Tampoco debemos amontonar los «cacharros». Debe existir un cierto espacio entre ellos para que el agua llegue a todos los recovecos. Por ejemplo, si agolpamos los cubiertos en el cestillo, habrá alguno que no se lave correctamente. Es mejor dejar un espacio entre ellos para que el agua llegue a todos y pueda arrastrar toda la suciedad.

Es el mismo motivo por el que tampoco debemos colocar unos utensilios sobre otros. Los que están más arriba no recibirán el chorro de agua y no se lavarán, pudiendo incluso ensuciar a los que están debajo y ya limpios.

Pero tampoco se debe conectar el lavavajillas a medio llenar, porque esto supondría un derroche de agua, energía eléctrica y detergente. Debemos conectar el lavavajillas a plena carga, es decir, cuando todos los espacios de que dispone estén ya cubiertos, pero sin amontonar los «cacharros». Es preferible lavar a mano dos o tres «cacharros» que meterlos en el lavavajillas y hacer que todos los demás nos salgan sucios.

Consejo nº 4: ahorrar detergente. ¡El truco definitivo!

Uno de los gastos más importantes al usar el lavavajillas lo constituye el detergente. ¿Por qué son tan caras las pastillas para el lavavajillas? No lo sé y me da igual, porque he reducido su consumo un 95%. Sí, sí, un 95%. Y lo he hecho gracias a un truco que descubrí un día (ya no recuerdo dónde) y que me ha funcionado desde el primer momento.

Se trata de usar un detergente casero que deja la vajilla perfecta, sin restos, sin grasa y brillante. Apuntad la «receta»:

  • Rellenad el fondo del cajetín del lavavajillas con vuestro detergente líquido concentrado habitual para lavar a mano. Yo añado dos o tres dosis del dosificador de manos que utilizo para guardar el lavavajillas líquido (tal y como os recomiendo en la entrada «Cómo fregar ahorrando tiempo y dinero»).
  • Añadid una punta o cuchara de café de vuestro detergente en polvo habitual para el lavavajillas. Si en lugar de en polvo, lo compráis en forma de pastillas como yo, podéis machacar varias con el mortero y guardar el polvo en un tarro de cristal limpio, seco y bien cerrado.
  • Finalmente, rellenad por completo el cajetín con vinagre de vino, el más barato que encontréis. Al hacerlo, veréis que reacciona con los detergentes y se forma una espuma que se expande. No os preocupéis, cerrad el cajetín y poned en marcha el lavavajillas.

Aunque no lo creáis, esta mezcla va a funcionar perfectamente y dejará la vajilla completamente limpia y brillante. Y para ello, habremos usado solo un 5% del detergente en polvo que gastamos habitualmente en cada lavado. Ahora cada pastilla nos permitirá hacer 20 lavados en lugar de 1. El resto lo hemos sustituido por un poco de detergente líquido concentrado, que siempre es más barato que el polvo de lavavajillas, y por vinagre, que es muchísimo más barato.

De esta forma, hemos pasado de gastar entre 0,20 y 0,40 € por lavado1 a gastar solamente entre 0,032 y 0,042 €/lavado2. El ahorro es de un 87% de media.

1Precio variable según el tipo de detergente que usemos.

2Considerando un gasto de 5 mililitros de lavavajillas líquido concentrado a un precio medio de 2,15 €/litro y de 20 mililitros de vinagre a un precio medio de 0,55 €/litro.

Consejo nº 5: elegir el programa adecuado (sin prelavado y sin secado).

Todo lavavajillas tiene infinidad de programas, pero yo siempre recomiendo el más corto, es decir, sin prelavado y, si es posible, sin secado.

Podemos evitar el prelavado porque ya lo hemos realizado manualmente con el cepillado de los «cacharros» antes de introducirlos en el lavavajillas. Así ahorraremos energía y agua. Además, el prelavado que hacen los lavavajillas no suele ser suficiente para eliminar la suciedad más incrustada.

También podemos evitar el secado porque el lavavajillas alcanza una temperatura elevada durante el lavado. Ese calor permanece en su interior y nos va a permitir que se seque la vajilla por sí sola y sin necesidad de un programa de secado específico. Eso sí, debemos dejarla en el interior del lavavajillas durante unas horas tras la finalización del lavado.

De esta forma, además de ahorrar tiempo, vamos a ahorrar muchísima energía, ya que evitamos que las resistencias del lavavajillas permanezcan encendidas durante un tiempo prolongado sin necesidad. Os aseguro que he comparado las gráficas de consumo eléctrico de mi casa con y sin secado del lavavajillas y la diferencia es muy grande.

Consultad el libro de instrucciones de vuestro lavavajillas y seguro que podréis identificar algún programa que cumpla estos requisitos. Pero si, como en mi caso, no tenéis un programa en el que se pueda eliminar el secado, no hay problema: debéis estar atentos al lavavajillas e identificar el momento en el que finalizan el lavado y aclarado y comienza el secado. Esto suele ocurrir cuando deja de hacer ruido y no se oye el agua circulando ni las aspas girando. En ese momento, debéis resetear el lavavajillas para finalizar el programa y poder apagarlo, manteniéndolo cerrado durante unas horas para conservar el calor del agua y que la vajilla se seque.

Si la primera vez cronometráis cuánto tarda el lavavajillas desde la puesta en marcha hasta el inicio del secado, ya nunca más tendréis que estar atentos para apagarlo en el momento apropiado. Os podéis poner una alarma en el móvil cada vez que pongáis en marcha el lavavajillas y listo.

Para optimizar aún más este proceso, lo mejor es poner el lavavajillas por las noches, después de cenar. Por un lado, la energía eléctrica es más barata y vuestro electrodoméstico no gastará tanto. Por otro, una vez que se inicia el secado y apagáis el lavavajillas, podéis dejarlo toda la noche cerrado. Así, a la mañana siguiente tendréis la vajilla completamente seca gracias al calor acumulado.

Consejo nº 6: vaciar el lavavajillas ordenadamente.

Tanto si mantenemos el programa de secado como si aplicamos el truco anterior, puede ocurrir que, al abrir el lavavajillas, aún haya agua retenida en algún «cacharro». Por eso, también a la hora de sacar la vajilla ya limpia, debemos seguir un orden para evitar que unos utensilios mojen a otros. Siempre hay que empezar vaciando la parte de abajo y acabar vaciando la parte de arriba.

Con un consejo tan lógico, pero a veces no tan evidente, evitaremos que el resto de «cacharros» se moje cuando sacamos otro que no ha quedado bien seco o que ha acumulado agua.

Espero que todos estos trucos sobre cómo usar el lavavajillas eficazmente y ahorrar os sean de utilidad y que sigáis leyendo mis entradas nuevas y las ya publicadas. Recordad que podéis contactarme a través de los comentarios y suscribiros para recibir puntualmente las nuevas entradas. También podéis seguirme en las redes sociales (Facebook, Twitter y YouTube).

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